HISTORIA DEL EMPRENDIMIENTO EN COLOMBIA

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El impacto del emprendimiento y la innovación sobre los negocios avanza de una manera tan rápida y tiene un alcance tan vasto, que resulta difícil entender cómo actuar para lograr los resultados que un país como Colombia busca en este frente. La evidencia internacional confirma que los niveles más altos de desarrollo corresponden a países que muestran también altos niveles de emprendimiento innovador en sus economías. Lo que está menos claro es cómo pueden llegar a ese estado las naciones que aún están lejos de él. El problema es complejo, pues el emprendimiento y la innovación se realizan realmente en tres niveles: el nivel macro del país y el entorno, el nivel intermedio de las empresas y el nivel básico de los individuos. El emprendimiento innovador es una actitud en las personas, una cultura y una capacidad en las empresas y una característica del entorno competitivo en los países. Estos tres niveles tienen que funcionar al mismo tiempo, pues cada uno de ellos se alimenta de los demás. Para lograr una sociedad más emprendedora, es necesario activar el potencial de las personas, las empresas y el contexto macro. La abundancia de implicaciones y conexiones entre estas variables hace que sea difícil pasar de las consideraciones analíticas a una estrategia y al despliegue de acciones que sean efectivas en los tres campos. El emprendimiento es una actitud básica hacia la identificación de oportunidades y la toma de riesgos por parte de los individuos, en organizaciones de todos los tamaños. La innovación es el desarrollo de nuevos productos, servicios y modelos de negocio que generen valor para las organizaciones y está relacionada con el crecimiento económico, el tamaño y la dinámica de los mercados, la estrategia de las empresas, la identificación de necesidades latentes en los consumidores, la generación y adaptación de conocimiento y tecnología, la capacidad de los individuos para crear y actuar en grupos interdisciplinarios y la gestión de procesos para mantener un flujo de nuevos productos y servicios, por mencionar solamente algunos temas. El espacio que estos conceptos abarcan es amplio y, cuando se introducen los tres nivels de análisis (macro, empresas e individuos), las combinaciones posibles se multiplican. El presente documento desarrolla un marco conceptual que permite visualizar cómo interactúan las principales variables que determinan la innovación en los tres niveles del contexto macro, las organizaciones y los individuos. Se presenta también información sobre el caso colombiano respecto los tres niveles de análisis, con el objetivo de sintetizar un primer diagnóstico de la situación en el país en esta materia e identificar unas prioridades para la acció

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Los empresarios en el siglo XIX decidieron agruparse nuevamente, esta vez en una Sociedad Democrática de Artesanos que para 1850 buscaban la capacitación de los empresarios, la igualdad de condiciones para todos, las buenas prácticas empresariales de cada sector productivo y la defensa de las “buenas costumbres”, que termino por convertir en una fuerza política que aún sin proponérselo fue uno de los factores que desencadenó la guerra civil de 1851, sumergiendo en la crisis el sector empresarial; sin embargo en medio de esta hay un nuevo aire para los empresarios de Santander, Cundinamarca y Antioquia quienes se consolidaban desde entonces como los estados con mayor número de empresas constituidas, la mayoría de ellas del sector manufacturero, minero, agroindustrial y comercial.
La ratificación (en la constitución de Rionegro de 1863) de la libre iniciativa empresarial privada, y el incremento de la exportación de materias primas y productos agroindustriales en 1870 propició la consolidación de la banca libre que vivió su época dorada entre 1870 y 1886 donde llegaron a tener asiento 34 instituciones bancarias destacándose el banco de Bogotá (fundado en 1870), el Banco de Antioquia (1872) el Banco de Barranquilla (1873) y el Banco de Colombia (1875); pero con la creación del Banco Nacional en 1880, la sobreemisión de billetes por parte de éste, se dio la prohibición a la banca libre de emitir los propios y la inflación de 1889 terminaron por llevar a los empresarios colombianos a una de las peores crisis que se recuerden; en ese mismo decenio de 1879 a 1890 es donde hay un segundo auge de la empresa colombiana, con el mejoramiento de los carreteables y la aparición de las redes ferroviarias, que dinamizaron el comercio en las regiones más apartadas de la capital, como fue el caso del Ferrocarril del Pacifico que oxigeno las operaciones de las empresas vallecaucanas, el Ferrocarril de Antioquia (obra del cubano-norteamericano Francisco Javier Cisneros), que hizo otro tanto por las empresas antioqueñas y el Ferrocarril de la Frontera que dio un mayor auge al comercio cucuteño con Venezuela. Para esta primera fase del tendido de vías, Colombia contó con un total de 201 kilómetros.
Se afianzan el panorama empresarial Santander, Valle del Cauca y Antioquia con las exportaciones de Chocolate, café, tabaco, caucho, loza cerámica (producida por la Compañía Cerámica Antioqueña, fundada en 1881) y piezas maquinadas a Sudamérica; el incremento de las comunicaciones, la naciente inversión extranjera y un tímido comercio exterior da mayor dinamismo a las ciudades con puertos fluviales y marítimos, lo que vuelve los ojos a ciudades intermedias como Honda, La Dorada y Girardot y propicia el mejoramiento de las instalaciones portuarias en Buenaventura, Barranquilla y Cartagena.
La poca inversión en maquinaria y en industrialización de los oficios artesanales que se practicaban desde antes de la colonización; la inexistencia de una cultura organizacional al seno de las nacientes empresas, la expulsión de la comunidad jesuita a mediados de siglo, el errático manejo financiero del estado, la inestabilidad política de los primeros años post-independencia, la agreste topografía nacional, la carencia de vías de comunicación hasta casi finalizar el siglo XIX son las principales causas por las que no hubo un adecuado desarrollo de la actividad empresarial en Colombia desde los primeros años de independencia.
Sumado a todo esto, se fortalece una práctica antigua fue el contrabando de tejidos, alcoholes potables (causó un grave perjuicio a las finanzas del Valle del Cauca que vio descender sus ingresos fiscales con la arremetida de los aguardientes y rones caribeños en el mercado nacional), harinas y muebles ingleses que llegaban a Cartagena de Indias desde Jamaica, que lesionaba, como hoy, a los empresarios del país y que produjo un grave estancamiento de la empresa colombiana que hasta este siglo XXI se está, al parecer, reparando.
Los errores cometidos en el siglo XIX, el colapso financiero, tecnológico y administrativo de la empresa en Colombia se dio al no hacer uso de los avances tecnológicos y los modelos empresariales que proponía la segunda revolución industrial adquiriendo tecnología de vanguardia disponible históricamente, y madurado el incipiente sistema político del país.

Uno de los grandes empresarios de la epoca José “Pepe” Sierra no se aventuraba en nuevos proyectos empresariales que significaran la compra de maquinaria especializada, sino que preferían amasar fortunas en negocios a bajo riesgo como eran la especulación en bienes raíces, los remates de renta (de bebidas alcohólicas y tabaco) y el crédito extra-bancario; es decir, solo se preocupaban por su propia economía y es por tal razón que a pesar de que él y muchos más fueron héroes empresariales, también cabe decir que en las manos de ellos estuvo que la actividad empresarial en Colombia se modernizara mucho más rápido y mejor de lo que se está haciendo.

El desarrollo empresarial colombiano se ha visto acrecentado gracias a los las empresas fundadas en las primeras décadas del siglo XX y en la de los cuarenta, las cuales han cumplido entre 50 y 90 años de vida. Se trata principalmente de empresas antioqueñas: Noel, Fabricato, Cadenalco, Coltabaco, BIC, Nacional de Chocolates, Suramericana de Seguros, entre otras. La modernización económica que rigió aquellos años, gracias a la confluencia de distintos fenómenos, entre ellos la sustitución de importaciones impulsada en buena medida por efecto de las dos grandes guerras mundiales, permitió que surgieran y se consolidaran empresas que hoy se encuentran entre las mayores del país. Muchas de esas hoy grandes compañías se originaron en pequeños talleres artesanales que, animados por pioneros visionarios, se fusionaron para conformar sociedades con mayor capital y control sobre las materias primas, la competencia y el mercado.

En la actualidad el desarrollo empresarial colombiano se esta dando por las micro, pequeñas y medianas empresas (Mipymes) son actores estratégicos en el crecimiento de la economía, la transformación del aparato productivo nacional y el mejoramiento de la posición competitiva del país. Además, las Mipymes contribuyen a reducir la pobreza y la inequidad, al ser alternativas de generación de empleo, ingresos y activos para un gran número de personas

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En síntesis, la mirada a los niveles macro, de las empresas y de los individuos permite identificar fortalezas y debilidades críticas para el desarrollo del capitalismo del emprendimiento y la innovación en nuestro país. En los tres niveles, Colombia presenta una situación destacada en términos de fuerza empresarial y potencial de desarrollo. También en los tres niveles, sin embargo, el desempeño del país en las comparaciones internacionales se desploma cuando se considera lo que está ocurriendo en materia de innovación. El análisis de la situación de competitividad muestra que si Colombia avanzar en los temas de infraestructura e innovación, su competitividad en términos internacionales podría aumentar velozmente. Una acción decidida sobre puntos críticos en los niveles de las empresas y los individuos podría tener un impacto grande desde este punto de vista. Podría convertirse en el elemento que resolviera el cuello de botella del problema. A la luz de lo anterior, algunos puntos relevantes para avanzar en el desarrollo del capitalismo emprendedor en el país son los siguientes: • Capital de riesgo. Uno de los puntos centrales que bloquean el desarrollo de empresas nuevas es la ausencia de capital de riesgo. Es necesario identificar los verdaderos determinantes del problema, pues su persistencia sorprende en un momento en que Colombia disfruta de una abundancia de capitales que ingresan en busca de inversiones. Un cuello de botella básico está en la ausencia de mecanismos de salida para los inversionistas y en la escasa cultura de evaluación de proyectos y valoración de empresas que tienen altos niveles de riesgo. Quienes tienen acceso a capital en Colombia prefieren comprometerlo en proyectos de construcción, por ejemplo, que en iniciativas de emprendimiento innovador basadas en la creación de 13 conocimiento. Es necesario crear mecanismos de educación de los inversionistas e instrumentos que permitan hacer compatible el perfil de riesgo de los proyectos de innovación con los perfiles de riesgo de los inversionistas. • Redes. La construcción deliberada de redes de emprendedores es un paso necesario para el desarrollo de estos proyectos. Las capacidades competitivas de las empresas de innovación dependen en forma crítica de los activos intangibles relacionados con el conocimiento, los cuales requieren de la existencia de redes efectivas para poder desarrollarse. • Infraestructura. El desbloqueo de los sistemas de puertos y carreteras del país es esencial para el emprendimiento innovador. En términos de telecomunicaciones y tecnologías de información se ha avanzado en esta década, pero se requiere acelerar el paso. • Actores. Existe en Colombia una amplia gama de iniciativas y actores que están trabajando para que el país desarrolle una cultura empresarial más emprendedora y más innovadora. En ciertas áreas hay una gran concentración de esfuerzos, que quizás llevan a la redundancia, mientras que en otras hay vacíos que nadie está cubriendo. Resulta fundamental organizar estos esfuerzos para darles coherencia. • Investigación. Es indispensable multiplicar los esfuerzos de investigación sobre los determinantes de las fuerzas que afectan el emprendimiento y la innovación en los tres diferentes niveles. Hay una concentración de esfuerzos en el tema macro y en las consideraciones de política pública, pero sabemos poco sobre los determinantes en los niveles de la empresa y el individuo. Es preciso redoblar los esfuerzos de investigación respecto a ellos y a la forma como los determinantes del emprendimiento y la innovación conectan con los otros dos niveles.

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